Wednesday, August 08, 2007


In Memoriam
Recordando a un grande


Esta mañana recibí con mucho pesar la noticia del fallecimiento de Luis Obuco, el genial más poco difundido poeta argentino. Pocos meses después de haber sido sometido a cirugía debido a un cáncer de próstata avanzado, el genio de Balvanera se quitó la vida la noche la noche de ayer.

Obuco nació en 1947, en pleno apogeo de peronismo, en el barrio porteño que luego le dio su epíteto. Poco se sabe de su padre más allá de que oficiaba de plomero, y que dejó su hogar cuando Obuco tenía tan solo 2 años. Su madre, Olga Funes, debió mantener como madre soltera a Obuco y a su hermano Nelson, quien nació en 1952. Siendo expulsado constantemente de diversos colegios religiosos a lo largo de los años (su madre venía de una familia de fuerte tradición católica), Obuco logra terminar el colegio secundario en 1967, ingresando luego a la Universidad de Buenos Aires, donde finalizó en 3 años la carrera de Letras. Elogiado por gran parte de sus profesoras por su gran talento, participó en varios clubes de lectura, de poesía y talleres literarios que éstas organizaban, tanto durante sus estudios como después de haberlos finalizado.

Fue durante sus estudios cuando compuso uno de sus poemas más famosos, "Carne", que según algunos está dedicado a su amorío juvenil, Andrea.

Carne

Por las noches te susurro
Suaves palabras de amor
¿Pero no es acaso el amor
Siempre una dulce mentira?

Cruel realidad mi vida
Es aquella que nos toca
Pues el amor, cuan un arte
Es mero artificio

No eres para mí
Más que carne
Carne blanca
Ave, pájaro
Cotorra
Ganso

Comenzó luego a publicar su poesía de forma independiente, y a frecuentar el café "La Facultad", donde consigue un círculo de seguidores con los que realizaba frecuentemente reuniones tanto en el bar como en su propio hogar, el histórico departamento de Catamarca 278, que estuvo cerca de ser declarado sitio de interés cultural. Durante finales de la década del 70 comienza a publicar su revista literaria "Monje Ciclópeo", y luego el afamado libro "Ouroboros". Consigue en 1986 un puesto como profesor en la Universidad Museo Social Argentino, en la carrera de Letras, que tiene que abandonar casi forzosamente 8 meses después en circunstancias turbias que catalogó como "diferencias ideológicas". A su alumnado dedicó este poema de despedida, que publicó un año despues en su libro "Juego de muchachos.

Lingüista astuto

Lingüista astuto me han dicho
Bocas plenas de halagos
¿Mas acaso, por astuto
Es que ahora me rechazan?

En mi cabeza
Casa para tres
Inglés, Francés, Latín
Cohabitan con mi lengua madre

Con ustedes, mis alumnos
Unión constante
Mi provisión
La siembra
Su contención
Merluza pequeña


Después de este libro publica, sin tanta difusión como los anteriores (en lo que a nuestro país respecta al menos) "Dulce de leche mexicano", para luego exiliarse a Haarlem, Holanda, en 1993. Regresa a su barrio Natal, en la pobreza y con su salud deteriorada por una vida licenciosa, a finales del 2005, donde pasó sus días en un departamento de la esquina de Jujuy y San Juan. Reacio a aparecer en público y dar entrevistas, su última obra conocida se publicó la semana pasada en la revista literaria "Rinoceronte Blanco", bajo el seudónimo de Norberto O. Iniesta. Quizás una despedida literaria, con este poema quiero cerrar la necrológica, cuyo fin no es más que homenajear a un gigante olvidado de nuestra literatura.

Morir de pie

La vida me ha quitado
Aquello que más atesoraba
¿Cómo podré pues
Mantenerme firme?

Ya no soy
Aquel duro que supe ser
Débil y viejo
Despojado de mi esencia

Antes que vivir de rodillas
Prefiero a la dulce muerte
Suave toque
Sueño eterno
Enervado
Sin Rigor Mortis




Luis Obuco - (06/03/1947 - 06/08/2007)