Wednesday, July 18, 2007

El autofellatio
Rastreo histórico de una noble tradición

Los expertos suelen coincidir en que la fellattio surge como práctica en la cultura Acadia hacia el siglo XX adC. Si bien en un principio se utilizaba como humillación de un enemigo vencido, pasó a convertirse con el correr del tiempo en una práctica sexual, ya desprovista de esta del carácter de humillante. Su difusión llega a ser tal que en el antiguo Egipto (durante el reinado de las primeras dinastías) se lo consideró hasta un con cierta resonancia religiosa.

Fue sin embargo en medio oriente (se discute aun si en el Imperio Persa o en la región de India) donde apareció por primera vez la idea de la autofellatio. Si bien esta estaba relegada a las lascivas fiestas del emperador (donde los autofelladores oficiaban de entretenimiento, sirviendo como suerte de espectáculo exótico para maravillar a los asistentes (así como se tenía, por ejemplo, a los enanos). Y si bien no se puede confirmar si fue allí donde, si se puede aseverar sin temor a equivocarse que fue en India donde este arte se perfeccionó hasta llegar a su mayor grado de perfección. Conocida es la importancia que imbuian los hindues en el acto sexual, hecho que se ve reflejado tanto en la aparición del Kama-Sutra como en el llamado "sexo tántrico". Es poco sabido, sin embargo, que la busqueda del autofellatio fue lo que impulsó la doctrina de ejercicios fisico-espirituales que actualmente se conoce como Yoga (1).

Aketrón, Dios egipcio de la fellación

Los primeros registros de la autofellatio en occidente aparece luego de la conquista de Alejandro Magno, quien se supone conoció la práctica al llegar a la región de Punjab. Si bien las especulaciones acerca de la relación de esta práctica con la muerte de Alejandro son solamente especulaciones sin mucho fundamento, existen registros que dan a entender que él llevo consigo algunos de los miembros más iluminados del templo de monjes autofeladores para interiorizarse en sus doctrinas. La práctica fue finalmente popularizada, con el costo de su banalización total, durante el auge del imperio romano. Se conocen incluso casos de patricios romanos quienes perdieron parcialmente su movilidad, o incluso la vida, intentando llevar a cabo esta práctica. Uno de los casos más conocidos es el de Decentio, usurpador romano, quien perdió el control de sus piernas al intentar autofellarse, y luego se quitó la vida.

Con el advenimiento del cristianismo y el ascenso al poder de la Iglesia, la práctica de la autofellación de prohíbe, y se intenta toda borrar todos los registros de la existencia de esta práctica. El motivo del particular esfuerzo puesto en la erradicación de los registros relativos a esta todavía es tema de debate y especulación, dado que su fuerza fue tal que se quemaron incluso la mayor parte de los documentos papales relativos a su prohibición. Otro tanto sucedió en el medio oriente tiempo después, con el surgimiento del Islam.

No fue hasta que Occidente comenzó a volver a recibir influencia oriental (durante el renacimiento) cuando la autofellación vuelve a aparecer como tema. Quizás una de sus primeros atisbos fue en las crónicas de Marco Polo, quien relata acerca de una de las visitas a la corte del Khan: "El emperador nos recibió en su tienda, donde nos informó que estábamos a punto de observar a un grupo de monjes acróbatas traídos de las junglas de Maabar, en la región de Gran India. Hombres de tez oscura y lóbulos prolongados, con una constitución sumamente magra. Comenzaron a contorsionarse, y fue allí cuando el Khan refirió a que estaríamos prontos a ver algo que estos hombres llamaban 'el ritual de la auto-elevación'. Utilizó también la palabra 'linga', cuyo significado desconocía hasta el momento. Fue entonces cuando noté el fin último de estas contorsiones, al ver que los monjes introducian sus propios miembros en sus bocas, comenzando un movimiento de succión. El espectáculo me resultó aborrecible, por lo que me excusé ante el emperador y me retiré a mi tienda". Esta referencia fue luego censurada por la Iglesia, por lo que tan solo se puede encontrar en contados ejemplares que sobrevivieron a la quema.

El Ouroboros, figura de la alquimia medieval que representa a una sierpe tragando su propio pene.

Desde ese momento hasta entrado el siglo XIX, debido justamente a la presión de la Iglesia, tan solo se pueden encontrar referencias veladas al acto, sea en obras de Bocaccio, Da Vinci o Saint Germain (de quien se dice tenía en alta estima esta práctica). Fue recién en 1867 cuando la autofellatio vuelve a tener presencia, cuando el músico e inventor italiano Pierino Limongi, quien diseña un aparato que denomina como "dispositivo de autosucción genital", cuyo diseño estaba inspirado en el del saxofón. Si bien esto no es una autofellatio per se, su popularidad trae de nuevo el tema al imaginario social.

Freud retoma el tema hacia el final de su vida, pero por algún motivo decide no publicar el artículo que escribe acerca de esta práctica. Menciona en una carta, sin embargo, que a su parecer "...es una práctica de carácter netamente perverso, una regresión a etapas transicionales entre lo fálico y lo oral que solamente puede traer sufrimiento a quien la practica". Algunos biógrafos suponen que esta aversión proviene del hecho que su discípulo Carl Jung habría podido llegar a practicarla (llegando a incluso a escribir un ensayo donde la relaciona con el arquetipo del Ouroboros), mientras que Freud se veía impedido de hacerlo por un defecto congénito en su columna vertebral.


Dapchad Madriavek, uno de los mayores difusores de la autofellación en el mundo moderno.

Se preguntará el lector que lugar le cabe en este tema a la mujer. Si bien la práctica del autocunninlingus resulta más dificultosa debido a las características inherentes a la genitalia femenina, existen casos registrados, la mayoría de estos en la India, cosa que no es sorprendente. El último caso del que se tiene registro es el de Indra Devi, de quien se dice que podía estar en trance en esa posición durante más de un día entero.

De más está decir, se recomienda a quien quiera que quiera ahondar en esta noble práctica que lo haga con preparación y entrenamiento previo, dada su alta peligrosidad. La práctica de Yoga y ejercicios de elongación por como mínimo un año es recomendada para evitar accidentes. Y, claro está, es recomendable consultar a su médico de cabecera para alertarse de cualquier posible riesgo en esta actividad casi mística que se denomina autofellación.


(1) "La autofellación es, en nuestra doctrina, un punto cúlmine de iluminación, en el cual el ser se torna independiente y logra separarse de la mundanidad" Dapchad Madriavek, en el congreso de Yoga de 1972.

8 comments:

Unknown said...

Estimado Psico Nixon

Tu blog es una escultura :D

jajajajaj

Exitos, nunca largues lo que fumas por q esta muy bueno.

Yasmin, mamá de Camilo said...
This comment has been removed by the author.
Yasmin, mamá de Camilo said...

La fiaca y la falta de estado f�sico de la vida posmo hacen que la autofellatio y mas a�n el autocunninlingus (�por qu� eleg� el g�nero de los art�culs al rev�s?)sean pr�cticas muy desafiantes. Sin embargo, when there's a will there's a way.

The Outsider said...

Por eso es que Guillermo Francella puede.

Yasmin, mamá de Camilo said...

Jjajjajajajajjajajaaj

Yasmin, mamá de Camilo said...

Putos Blogger el español tiene acentos y eñes, balas.

Yasmin, mamá de Camilo said...

Y signos de interrogación al principio recontra anglivergas

The Outsider said...

"Acentos, eñes y balas", un documental acerca de la movida gay en el mundo de la lingüistica española.